Dejando que su luz brille 

“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” — 2 Corintios 4:6

Las palabras de Pablo en este versículo revelan una verdad asombrosa acerca de la naturaleza de la obra de Dios en la salvación. No se trata simplemente de una transformación moral o de una mejor forma de vida; es el acto mismo de Dios al hablar para que la luz existiera. Así como Él ordenó que la luz atravesara la oscuridad primordial en la creación, ahora ordena que la luz de Su gloria brille en el vacío oscuro de los corazones humanos. Este no es un amanecer gradual producido por el esfuerzo humano, sino la obra inmediata y soberana de la Palabra de Dios, que irrumpe en el caos del pecado y la ceguera.

Pablo hace eco intencionalmente de Génesis 1:3: “Sea la luz”. El Dios que pronunció la primera palabra al universo ahora habla de nuevo, no para crear luz física, sino para encender el brillo de la luz espiritual en aquellos que están ciegos a Su gloria. Este es nuestro estado natural separados de Cristo. Vivimos en la oscuridad, espiritualmente cegados por el pecado y la obra engañosa del enemigo, incapaces de ver la luz del evangelio o la belleza de Cristo. Sin embargo, el Dios de la luz no nos deja en esta oscuridad. Él manda soberanamente, y Su luz brilla, no por nuestro esfuerzo, sino por Su gracia.

¿Qué es esta luz? Es el conocimiento de la gloria de Dios revelada en el rostro de Jesucristo. Aquí, Pablo nos lleva al centro mismo de la revelación de Dios. La gloria de Dios, que en el Antiguo Testamento estaba velada en nubes y oculta en el Lugar Santísimo, ahora se muestra plena y perfectamente en el rostro de Cristo. Contemplar a Cristo es ver a Dios. En Él, el resplandor de la naturaleza de Dios brilla con una claridad cegadora. Cristo no es un reflejo parcial o un mero atisbo de lo divino; Él es la huella exacta de la naturaleza de Dios, el resplandor de Su gloria y la expresión plena de Su amor, justicia, santidad y misericordia.

Pero esta luz no se ve con ojos físicos. Muchos vieron a Jesús en la carne y no vieron la gloria de Dios en Él. Esta luz es revelada por el Espíritu, abriendo los ojos de nuestro corazón para percibir a Cristo como el tesoro que todo lo satisface en nuestras almas. Sin esta obra divina, permanecemos ciegos. Con ella, lo vemos como Él es: infinitamente glorioso y digno de toda adoración.

Cuando esta luz brilla en nuestro corazón, lo transforma todo. No se puede ocultar ni contener. Jesús mismo dijo: “Ustedes son la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. La luz de Cristo en nosotros no es para acumularla ni para atenuarla; está destinada a brillar en la oscuridad que nos rodea. Sin embargo, no se trata de un esfuerzo autogenerado. Así como la luna refleja la luz del sol, nosotros reflejamos la luz de Cristo. Nuestras vidas se convierten en espejos que muestran Su gloria a un mundo que todavía está atrapado en la oscuridad.

Este resplandor es tanto visible como vocal. Vivimos de tal manera que la gloria de Cristo sea evidente, no llamando la atención hacia nosotros mismos, sino hacia Él. Cuando amamos con sacrificio, perdonamos con generosidad y servimos con humildad, la luz de Cristo brilla a través de nosotros. Y hablamos, proclamando el evangelio que nos trajo luz, declarando con valentía y alegría a Aquel que es la fuente de toda vida y luz.

Pablo describe esta luz como un tesoro llevado en vasijas de barro. ¡Qué imagen humillante! Nosotros, en nuestra fragilidad, somos las vasijas: frágiles, ordinarias, que se rompen fácilmente. Y, sin embargo, dentro de nosotros hay un tesoro de valor infinito: la luz del conocimiento de la gloria de Dios. Dios ha elegido colocar esta luz en vasijas débiles para que quede claro que el poder supremo le pertenece a Él, no a nosotros. Nuestra debilidad, lejos de ser un obstáculo, se convierte en el escenario en el que se muestra Su fuerza.

Cuando el mundo ve las grietas en nuestras vasijas —nuestras pruebas, nuestras luchas e incluso nuestros fracasos—, pero contempla una luz que no se puede apagar, se siente atraído no hacia nosotros sino hacia el Dios que nos sostiene. Esta es la paradoja de la vida cristiana: somos frágiles, pero su luz es inquebrantable.

Para dejar que brille su luz, hay que empezar contemplándola. ¿Has contemplado el rostro de Cristo últimamente? ¿El resplandor de su gloria ha cautivado tu corazón? Cuanto más nos cautiva su belleza, más naturalmente reflejamos su luz. La vida cristiana no es un esfuerzo incansable por brillar más, sino una mirada más profunda sobre Aquel que es la luz misma.

Y cuando lo contemplamos, cambiamos. Su luz nos llena, se derrama e ilumina la oscuridad que nos rodea. No es obra nuestra, es suya. El Dios que habló luz en la oscuridad ha hablado a nuestros corazones. Brillamos porque Él ha brillado sobre nosotros.

Así que deja que tu vida proclame lo que tu corazón ha visto: la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. Que tu luz, por frágil que sea el vaso, atraiga a otros hacia Aquel que es digno de toda gloria. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Deborah
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Church - What to expect

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The Sunday Service is now held at Strodes College, Strodes College Lane in Egham open to all, so if you would like to join us, please feel free to do so. If you have any questions, please call us on 01784 637010.

We run a physical Sunday School most weeks. If you would like your children to receive a weekly Sunday School teaching pack that you can do from home, please email us at admin@e-runnymede.co.uk so that we can send you the materials.
 

Church on Sunday at Strodes College, Egham


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Our Sunday service starts at 11:00 a.m. and typically lasts about 90 minutes.

We start each service with lively worship with songs from around the world, followed by inspired Bible-based teaching. All our sermons are recorded and are available as a podcast after the service.

We have a monthly cycle of Sunday services, with our Communion Service being on the first Sunday of each month and an All-Age All-Nation Service on the second Sunday of each month. Our other Sunday services include Spirit-focused and teaching services.

We have consciously adopted being a blended church that is both for those online and face-to-face. You are welcome to join us on Livestream or via Facebook, Linkedin, YouTube, or X (Twitter), or you can catch up and watch the recordings later.
 

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